Con la perspectiva de ofrecer una vacuna eficaz contra el COVID-19 en constante cambio, los profesionales de la salud pública tienen la responsabilidad de garantizar el acceso ininterrumpido a la atención médica esencial para las mujeres y sus familias. Debemos aprovechar esta oportunidad para revitalizar los esfuerzos de fortalecimiento de los sistemas de salud que prioricen mecanismos descentralizados, basados en la comunidad y centrados en el cliente para acceder a productos, servicios e información de salud.