La Escuela de Salud Pública de Makerere encuestó a los impacto de COVID-19 sobre acceso a servicios de planificación familiar y embarazos no deseados. Indicó que las personas no obtuvieron ni utilizaron planificación familiar y otros servicios de salud de SSR debido a:
- Restricciones de movimiento (9%).
- Cierre de establecimientos de salud (17%).
- Miedo a contraer el virus (49%).
- La familia no permitiría debido al COVID-19 (13%).
Por estas razones, la ya alarmante tasa de embarazos adolescentes (25%) aumentó drásticamente. Otros factores catalizadores (adolescentes y mujeres jóvenes que practican sexo transaccional para necesidades básicas, agresión sexual, matrimonio forzado por beneficios económicos para evitar la pobreza relacionada con el COVID-19) contribuyeron al aumento. Algunas regiones, como la subregión Acholi, que reportó más de 17.000 embarazos, registró más adolescentes y mujeres jóvenes abortando. Estos procedimientos eran predominantemente inseguros. Adicionalmente, una parte importante de las niñas y los niños adolescentes reevaluó su continuidad escolar.
La confirmación de la segunda ola de la pandemia de COVID-19 trajo consigo una serie de medidas de contención como las implementadas durante la primera ola. Estos presagian la perdición de los adolescentes y jóvenes que ya son vulnerables y podrían impedir el progreso de Uganda hacia el logro de su fase de dividendo demográfico.